Josefina Vázquez Mota nos decía la semana pasada que durante años, los mexicanos hemos transitado entre lo posible y lo deseable. La coordinadora de los diputados del PAN precisaba con franqueza --algo que no abunda en la clase política—que “ya no alcanza” quedarnos solo con lo posible.
Sus palabras aludían a lo sucedido una y otra vez con las cacareadas reformas estructurales, llámese fiscal o energética. Se conciben como ambiciosos proyectos, pero el Congreso las aprueba en su versión más light, por la carga ideológica tan pesada que conllevan. Ninguna fuerza política se atreve a asumir esa carga, por el costo que significa en términos electorales.
EL fenómeno lo vemos ya en la legislatura que se inicia. Diputados y senadores especializados en temas económicos y fiscales reconocen en cortito que la gran reforma que México necesita es el IVA en medicinas y alimentos. Alguna vez escuché incluso decir a las más altas autoridades de Hacienda que el problema no es si el IVA si o el IVA no, “sino el IVA cuando.”
Pero si se trata de un foro publico, de izquierda a derecha rechazan tajantes ese impuesto al consumo. El diputado del PRI, Oscar Levín Coppel, uno de los más serios tiradores a la presidencia de la comisión de Hacienda, es de los convencidos de la necesidad de la reforma. En la 59 legislatura intentó que se aprobara. Pagó el precio y aprendió la lección. Ahora declara que los estatutos del PRI impiden aprobar ese impuesto.
Los perredistas, tradicionalmente débiles en conocimientos fiscales, excluyeron cualquier posibilidad de gravar medicinas y alimentos. Andrés Manuel López Obrador vuelve a las andadas y amenaza con movilizaciones callejeras, si el Congreso se atreve siquiera a discutir el asunto.
El PAN, partido en el gobierno, ya también dio color. Luego de la reunión que los 143 integrantes de la bancada azul sostuvieron con el presidente Calderón en Los Pinos, el pasado viernes, César Nava, jefe nacional de ese partido, dejó clara la postura de su agrupación política frente a la propuesta de IVA en medicinas y alimentos. "No es momento para pegar a la población con más esfuerzos y sacrificios", puntualizó.
Este doble lenguaje es una muestra clara de los tamaños de nuestra clase política. Es valido el argumento de que en épocas de recesión seria un crimen subir impuestos. No es el momento de legislarlo. Pero ni en los tempos de bonanza, como los de Vicente Fox, pudo aprobarse el IVA en medicinas y alimentos. El tema está contaminado ideológicamente y no parece haber vías para aprobarlo en las cámaras.
La economía nacional, mientras tanto, sigue su deterioro. Las cifras que el INEGI dio a conocer el pasado 20 de agosto son alarmantes. Hubo una caída en la producción del 10.3 por ciento en términos anuales durante el segundo trimestre, lo que dio lugar a una disminución del Producto Interno Bruto para el primer semestre de 9.2 por ciento.
La tasa de desempleo pasó del 3.2 por ciento en mayo del año pasado al 5.1 en junio del presente año, Hay un incremento del 60 por ciento en este indicador de desempleo. Más de 850 mil mexicanos perdieron sus empleos en poco más de un año.
Eso significa más pobreza, mayor marginación. El Congreso tendrá la responsabilidad de legislar medidas que permitan al gobierno federal aliviar la presión financiera a la que está sometido por la caída en la producción, los precios del petróleo, la baja en las remesas, el poco turismo internacional, la sequia, y calamidades que se sumen. Van a necesitar de mucha creatividad, si no quieren IVA en medicinas y alimentos.
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