lunes, 28 de diciembre de 2009

2009, un año para olvidar.

Lo llaman el “gasolinazo” de la tercera generación. Lo bautizaron así porque ilustra el incremento en el precio del combustible que comenzó a aplicarse el pasado 20 de diciembre, después de dos abortados intentos: uno en enero 2008, y el otro un año después. Pero la tercera es la vencida: La Magna subió cinco centavos por litro, a 7 pesos con 77 centavos, y el diesel tres centavos, a ocho pesos con 16 centavos.

El incremento representa un golpe más a la economía de las empobrecidas familias mexicanas. Entra en vigor al final de uno de los años más difíciles en los últimos lustros. En el 2009 nos pegó de lleno la crisis que vino de fuera, así, entre comillas, con sus consecuencias sobre el crecimiento económico, el empleo; la multiplicación de la pobreza.

Fue el año en el que se aprobaron los nuevos impuestos que entraran en vigor en el 2010; Pero también el de la epidemia de la Influenza, que paralizó al país, y el de los 15 mil muertos de la lucha contra el narcotráfico; un año, en síntesis, para olvidar.

El encarecimiento de las gasolinas es un triste regalo de Reyes que nos obsequió el gobierno federal, a pesar de que el Acuerdo Nacional a Favor de la Economía y el Empleo, suscrito por el propio presidente de la República, gobernadores, cordinadores parlamentarios y otros sectores, comprometía a no subir las gasolinas durante todo el 2009.

El tema no pasó desapercibido a nuestros desacreditados legisladores. En la última sesión de la Comisión Permanente, antes que diputados y senadores corrieran a sus “merecidas” vacaciones, aprobaron, incluidos los panistas, un punto de acuerdo que exhorta al Presidente Calderón a anular el incremento a las gasolinas, y el diesel.

Pero no solo eso. Citaron a comparecer a Ernesto Cordero, Secretario de Hacienda; y a Georgina Kessel, titular de Energía, para que expliquen la política de precios y tarifas en el sector energético. Eso es lo bueno. Lo malo es que el exhorto no es vinculatorio; es decir, no obliga a dar marcha atrás en el aumento.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Lo que se mueve inquieta.

En 1910, los revolucionarios mexicanos enarbolaron las banderas de Sufragio Efectivo, No Reelección en contra de la dictadura porfiriana. Hoy, cuando estamos a punto de celebrar el centenario de ese movimiento armado, queda claro que necesitamos mucho más que el sufragio efectivo para que este país camine y que la no reelección, por lo menos en lo que a los legisladores se refiere, ha privado a los ciudadanos de premiar o castigar a sus representantes populares.

El advenimiento de la alternancia, por décadas el anhelo de los demócratas mexicanos, no ha sido suficiente para consolidar una democracia plena. Los ciudadanos no están satisfechos con la representación política y, como admitió el presidente Calderón, perciben una enorme distancia entre sus necesidades y la actuación de sus gobernantes, y de sus representantes.

La pluralidad, reflejada en el Congreso, ha permitido una mejor convivencia política, sí, pero a la vez ha provocado una asfixiante parálisis que no puede prologarse por más tiempo.

La ausencia de una mayoría en las cámaras del Congreso se ha convertido en un serio obstáculo para las grandes reformas que este país requiere. La fiscal, la energética, la propia reforma electoral han sido aprobadas en su versión Light. Tanto es así, que año con año se habla de hacer una nueva.

El mundo político está conciente de la urgencia de cambios que promuevan condiciones de gobernabilidad democrática, en el marco de un sistema de partidos múltiple. Pero en cada intento surgen las resistencias de poderosos grupos de interés, o partidistas, que ven amenazados sus privilegios y acaban imponiéndose.

El 2010 nos promete otro año de revolución, pero de las instituciones. Así lo indican las iniciativas que se han puesto sobre la mesa para modernizar el sistema de gobierno. La más atrevida es la que envió al Congreso el presidente Felipe Calderón. Son 10 propuestas que incluyen segunda vuelta en la elección presidencial, reelección de alcaldes y legisladores, el achicamiento de las cámaras, las candidaturas independientes, el incremento del 2 al 4 por ciento de la votación nacional para lograr el registro de los partidos emergentes…

La iniciativa polarizó al Congreso, provocó debate entre los intelectuales, puso en alerta a los partidos, particularmente a los de La Chiquillada, que ven sus intereses amenazados “Lo que se mueve inquieta”, solía decir Francois Mitterrand. Pero esa inquietud a todo lo que se mueve no debe impedir, una vez más, los cambios al régimen de gobierno. El modelo que tenemos ya se agotó. El futuro está en riesgo.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Andrés Manuel sube; Marcelo Baja.

Usted quizá lo vio o lo leyó en algún periódico. Sin estar presente. Andrés Manuel López Obrador se llevó la nota del Congreso Refundacional perredista, celebrado en Oaxtepec, Morelos, el pasado fin de semana. Fue una semana redonda para el hombre de Macuspana: Clara Brugada, incondicional del tabasqueño, ya es delegada en Iztapalapa.

Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF, acató, sin mayores resistencias, las instrucciones de su predecesor en el Palacio de Ayuntamiento, y llevo a Brugada
A la jefatura delegacional de Iztapalapa, la demarcación mas grande (2 millones de habitantes) y con mayor presupuesto (4 mil millones de pesos) en la Ciudad de México.

El nombre de Andrés Manuel , quien va derecho y no se quita rumbo a la candidatura presidencial, fue coreado con fuerza en el Congreso del PRD por los amigos de Marti Batres, agrupados en la minoritaria corriente de Izquierda Social, justo cuando Marcelo Ebrard, otro presidenciable del amarillo, pronunciaba su discurso de unidad.

Los seguidores de Batres, Secretario de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal, colocaban así al Jefe de Gobierno, aliado del tabasqueño, como el rival a vencer en la contienda interna por la aún lejana candidatura. Ni duda cabe que cuando la perra es brava, hasta los de casa muerde.

El suceso, ampliamente difundido por la prensa nacional, opacó los avances alcanzados por una mayoría de delegados amarrillos, y proyectó la imagen de que los perredistas son incapaces de entenderse, de respetarse, de luchar por una causa común.

Pero si el Congreso dejó dudas sobre su carácter refundacional --los escépticos hablan de que solo se logró una nueva tregua entre corrientes -- el evento ha sido el más terso y provechoso que los perredistas hayan celebrado en años.

A contrapelo de las directrices enviadas a los congresistas por el Peje, los delegados echaron por tierra la dogmática prohibición de hacer alianzas con el PRI y el PAN en los comicios locales. Decisión oportuna. Las elecciones de gobernador en Oaxaca e Hidalgo, a celebrarse en 2010, podrían resucitar las canceladas coaliciones.

Otro acuerdo de envergadura es el relativo al método de elección del candidato presidencial. A partir de ahora, no necesariamente tendrá que ser por voto directo, universal y secreto. Si un 60 por ciento de los consejeros nacionales asi lo acuerda, la elección se realizará en forma indirecta.

Pero quizá lo más relevante es la decisión de constituir comités en cada una de las secciones electorales; es decir, llevar la elección de dirigentes a la base del partido. De abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo.

Falta por ver si estas modificaciones a los documentos básicos van acompañadas de cambios en las actitudes. En ello va no solo la recuperación, sino la sobrevivencia misma del partido que hace 20 años fundó Cuauhtémoc Cárdenas, y que hoy atraviesa por una de sus peores crisis.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Iztapalapa: ni Clara, ni Juanito

Lo inventó Andrés Manuel López Obrador para sacarle la vuelta a una decisión del Tribunal Electoral, pero la jugada se le revirtió. El renovado Juanito –se quitó la cinta y se puso la corbata -- constituye un problema político para la Ciudad de México, gobernada por el PRD desde hace 12 años, pero también una oportunidad para el jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, de arrebatarle ese enclave a su ex jefe tabasqueño.

El Peje y los bejaranos nunca se imaginaron que transcurrida su licencia de 59 días, Rafael Acosta, nombre real del personaje, se apoderaría de las oficinas del delegado en Iztapalapa, por la vía expedita del cerrajero; acompañado, eso sí, por un notario que diera fe del acontecimiento.

La historia movería a risa, si no fuera porque amenaza seriamente la gobernabilidad en esa complicada delegación, que tiene una población similar a la de Honduras, un presupuesto de casi 4 mil millones de pesos, y que es la reserva natural de los votos de la izquierda.

Juanito ganó la elección. Es cierto. Pero no hay que engañarse. La mayoría de los votos que recibió no eran para el, sino para la obradorista Clara Brugada, cuya candidatura fue revocada por los magistrados del Trife, por irregularidades que encontraron en la elección interna del PRD.

“No te la vayas a creer”, previno López Obrador aquella tarde de junio en que hizo su candidato a un individuo cuyo nombre ni siquiera conocía. Pero Acosta se la creyó y dice que se va a quedar los tres años, aunque Brugada repita que no lo dejará gobernar.

“No temo a un golpe de Estado, más bien yo se los di a ellos, si, se los di, los agarré dormidos a los señores, a la pobre mafia obradorista la agarré como al Tigre de Santa Julia", dijo Rafael Acosta, en una conferencia de prensa en la que presento su programa de los 100 primeros días de gobierno.

Los que votaron por él, arengados por el tabasqueño, hoy se sienten burlados por este personaje de vodevil, que ahora es usado por los adversarios del partido que gobierna la Ciudad de México. El engaño envenenó el ambiente en Iztapalapa y trajo aparejado el riesgo de ingobernabilidad.

Pero a Juanito ya le construyen su guillotina. Lo van a destituir si no acepta una salida negociada. En la Asamblea Legislativa se inicio un proceso para su remoción. El problema es que se necesita el apoyo de 44 de los 66 diputados locales que integran ese organismo, y a la coalición PRD-PT no le alcanza. Se requiere del respaldo del PRI, que promueve una solución salomónica: Ni Acosta, ni Brugada, sino una tercera opción.

El “minidesafuero” de Acosta, en caso de aprobarse en la Asamblea Legislativa , podría complicarse. “No hay sustento jurídico para destituirlo”, nos dice la panista, Mariana Gómez del Campo. El camino más seguro pasa por la negociación política para llegar al arreglo: Juanito venderá cara su salida. Andrés Manuel perderá la demarcación, y Marcelo propondrá alguien que no sea un subordinado del tabasqueño. Ya lo vera.