Las coaliciones electorales se volvieron a poner de moda en ese emblemático año del centenario y el bicentenario. La posibilidad que los conservadores panistas vayan a comicios locales, en coalición con partidos que tienen programas y plataformas radicalmente opuestos, y que no reconocen oficialmente el gobierno del presidente Calderon, da una idea del oportunismo al que pueden llegar las agrupaciones políticas, en su afán de conquistar posiciones de poder.
De los 15 procesos electorales que en ese 2010 se llevarán a cabo en distintos estados, por lo menos en cuatro, Durango, Hidalgo, Oaxaca, y Puebla, se negocian estas “alianzas vergonzantes” –así las llamó Beatriz Paredes—que hace un años eran impensables por la prolongada polarización derivada de los comicios presidenciales.
Las cuatro entidades han sido gobernadas desde hace décadas por el PRI. En las cuatro, los mandatarios salientes aparecen como los grandes electores. No sólo decidirán las candidaturas del tricolor, vía el conocido dedazo, sino que ¡brujo! movilizarán recursos y estructura para favorecer a su delfín. Sus adversarios lo saben y por eso justifican la búsqueda de alianzas con distintos, muy distintos, para sacar al PRI de los Palacios de Gobierno.
“No somos ponzoñosos. Somos veneno puro contra los cacicazgos, somos veneno puro contra las arbitrariedades. Estas alianzas van a ser veneno puro contra gobernadores que han convertido sus estados en negocios particulares”, justificó Chucho Ortega, presidente del PRD, en una pragmática declaración donde los principios, valores, plataformas y postura de los partidos parece ser lo que menos importa. Un paso del odio al coqueteo en aras de mas poder.
De las cuatro entidades donde se negocian coaliciones destaca el caso Oaxaca. Los aliancistas promueven la candidatura de Gabino Cué, un político carismático, con trayectoria, y un buen posicionamiento en las encuestas. El abanderado ideal para dar la pelea al priismo del gobernador Ulises Ruiz. Pero el hombre enfrenta un dilema que se ha erigido como el principal obstáculo para que el PAN se suba a esta alianza. Está muy cerca de Andrés Manuel López Obrador.
Los panistas le exigen una clara definición de lo que serian sus relaciones con el gobierno federal. Y mas: César Nava, jefe nacional de los azules, ya advirtió que su partido no está dispuesto a llevar como compañero de viaje a quien no reconozca el compromiso de trabajar expresamente con el presidente Calderón.
Gabino ya reconoció este compromiso, sin negar su cercanía con el tabasqueño. Nos dijo que si la coalición lo postula y resulta victorioso, mantendría una relación institucional y de colaboración con el presidente de la República. “Solo así podemos sacar adelante los retos que tiene Oaxaca”, puntualizó.
La coalición en Oaxaca aún se ve muy lejana. Lograr una mayor presencia en esa entidad no parece ser motivo suficiente para que Acción Nacional empuje la candidatura de un obradorista declarado. Mucho menos para poner en riesgo las posibles reformas estructurales que pudieran pactarse en el Congreso con el PRI en este 2010. Lo que no se apruebe antes del mes abril próximo, fecha en que finaliza el primer periodo de sesiones, muy probablemente quedara por las calenturas de la elección presidencial.
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