A Greg Sánchez lo conocí brevemente en el café de un conocido hotel de Polanco hace casi dos años. Compartíamos mesa con la conocida periodista de televisión, Lilly Téllez. No me quedó mucho de aquella charla, salvo el hecho que se identificaba más como empresario que como político y que no se reconocía en la ideología del PRD, partido por el cual llegó a la presidencia municipal de Cancún.
Lejos estaba de imaginar que aquel hombre de rasgos tropicales, charla aburrida y apodo abreviado en inglés, seria protagonista del escándalo político-electoral del 2010.
Postulado como candidato de la Coalición PRD-PT- Convergencia al gobierno de Quintana Roo, le dictaron auto de formal prisión por lavado de dinero, crimen organizado y fomento al narcotráfico.
El tema es de preocupar. De comprobarse las acusaciones, estaríamos ante un caso, no menor, de narcopolítica. El primer candidato a gobernador encarcelado por sus vínculos con el crimen organizado, en pleno proceso electoral.
Pero si no se le comprueban los cargos, entonces hay de que alarmarnos. Estaríamos frente a un nuevo caso de incompetencia, mala fe, o artimañas de la PGR, que ya ha tenido que dar marcha atrás en otros casos similares, abiertos extrañamente en época electoral y que acabaron con la exoneración de la mayoría de los acusados.
Quien no recuerda Michoacanazo, que llevó a la cárcel a casi 30 alcaldes y funcionarios del gobierno de Michoacán; hoy libres en su mayoría; el de los hermanos Monreal en Zacatecas; o el del priista Arturo Zamora Jiménez, acusado de fraude y vínculos con el narco cuando era candidato al gobierno de Jalisco y despedido con un “usted disculpe” ya pasadas las elecciones.
El caso ha enrarecido la atmosfera política. Jesús Ortega, jefe nacional del PRD, defiende a ciegas a Greg y repite, en cada declaración, que el caso tiene tintes políticos. Jura que no sabia de que acusaban a su candidato, a pesar de que Marcelo Ebrard nunca quiso pararse a apoyarlo y que el PAN no quiso la alianza en ese estado.
Ya en el colmo de la política ficción, Jesús se hizo acompañar del panista Cesar Nava a la presentación de una denuncia contra el Partido Verde , que lo acusó de complicidad en las actividades ilícitas de Greg. Al mismo tiempo, el perredista responsabiliza a Fernando Gómez Mont, secretario de Gobernación y miembro destacado del gabinete del presidente Calderón, de ser el cerebro del complot contra Sánchez.
El auto de formal prisión, dictado por el mismo juez nayarita del michoacanazo, dejó a la coalición sin abanderado al gobierno de ese hermoso estado, y pavimentó el camino para que el PRI se quede seis años más en el Palacio de Gobierno. Salvo imponderable, el próximo gobernador de Quintana Roo se llama Roberto Borge.
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