En San Lázaro nos aseveran que el palo a los contribuyentes contenido en el paquete económico para el 2010, está planchado parcialmente con la cúpula del PRI. Habrá que ver, sin embargo, como reaccionan los diputados de infantería, los de base, los que tienen que ir a explicar las medidas en sus distritos, los que reciben los tomatazos.
Basta con charlar con algunos priistas del Bronx, para darnos cuenta que convencerlos de algunas de las bondades del paquete económico va a estar difícil. El impuesto especial del 2 por ciento, etiquetado para combatir la pobreza, difícilmente pasará, mucho menos si lo quieren aplicar a medicinas y alimentos. Los legisladores del tricolor están convencidos de que es un “IVA disfrazado” y que, por lo tanto, contraviene los estatutos del partido.
¿Y como cubrir los 70 mil millones de pesos que la SHCP calcula recaudar con el impuesto contra la pobreza? Los expertos en el Congreso no tienen duda: se ampliará el déficit presupuestal de 0.5 puntos a un punto del PIB. Medio punto del PIB equivale 60 mil pesos millones de pesos.
El incremento al ISR, del 27 al 30 por ciento; a las telecomunicaciones, 4 por ciento, al IDE, 3 por ciento, y los “impuestos al vicio” (alcohol, tabaco, juegos y sorteos) no parecen tener mayores problemas. Hay que tapar el boquete de 300 mil millones de pesos en las finanzas públicas que se prevé para el 2010.
La caída en la producción de petróleo, en la recaudación, en las remesas, en el turismo, en las exportaciones, obliga al gobierno a recetarnos esta amarga, dura, intragable medicina que, de ser aprobada por el Congreso, impactaría severamente en el ánimo nacional, ya de por si maltrecho en este año de contracción económica, de crisis sanitaria, de incremento del dólar.
Además de la rabia e impotencia que el anuncio de nuevos impuestos provoca en época de crisis, de recesión, de desempleo; las contradictorias posturas de algunos partidos, PRI y PAN en particular, evidencian sus mentiras. Días antes de la presentación del paquete económico declaraban a los cuatro que no admitirán más impuestos.
Un caso especial es el del dirigente nacional del blanquiazul, Cesar Nava. Luego de salir de un desayuno con el Presidente Calderón, el pasado 27 de agosto, el presidente del PAN declaro: “No impulsaremos ningún impuesto, ninguna contribución adicional para los mexicanos”. El sábado pasado, en la reunión extraordinaria del Consejo Nacional del este partido, el propio Nava llamó a las otras fuerzas políticas a aprobar el paquete con todo e impuestos. ¿Por Fin?
La postura del PRI no es sencilla. Saben que el gobierno federal levantará de inmediato el índice hacia la numerosa bancada tricolor –237 diputados-- en caso de que no se aprueben las medidas. Los harán responsables de lo que suceda en el Congreso y su impacto posterior en la economía.
El paquete apenas llegó al Congreso. Quedan dos meses para discutirlo, negociarlo, cambiarlo. La experiencia dice que el legislador lo ajustará a la baja en su parte recaudatoria. Los partidos harán su numerito. El ciudadano medio, él, tendrá que revisar a la baja, pero sus gastos.
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