lunes, 30 de marzo de 2009

Vecinos menos distantes.

La época de indiferencia hacia México, que históricamente ha marcado las relaciones con Estados Unidos, llega obligadamente a su fin. Barack Obama parece haber entendido que si seguimos como “vecinos distantes” le puede resultar muy costoso. La violencia del crimen organizado, que no conoce límites ni fronteras, está ya a las puertas de la Unión Americana, y eso sí les preocupa.

El presidente de Estados Unidos multiplica las señales de su voluntad de estrechar la cooperación entre los dos países. En espacio de un mes desfilará por México un ejército de altos funcionarios para apuntalar la estrategia conjunta en la guerra contra el crimen organizado

No sólo ya nos envió a la popular Hillary Clinton, quien estuvo en México la semana pasada. El almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, pasó por aquí a principios de marzo. En los próximos días vendrá también la ex gobernadora de Arizona, Janet Napolitano, secretaria de seguridad interior.
El propio Obama nos visitará el 16 y 17 de abril próximo.

Esta actitud, que ha echado por tierra los pronósticos de que el primer presidente negro de Estados Unidos ni nos voltearía a ver, viene acompañada de anuncios y acciones concretas para respaldar la cruzada contra el crimen organizado, que el presidente Calderón emprendió desde su llegada Los Pinos, hace dos años y cuatro meses.

Ya se aprobaron 700 millones de dólares, en el marco de la Iniciativa Mérida. Paralelamente se estableció un plan para atajar el trasiego de armas a México, incluyendo la reubicación de 400 agentes policiales en la frontera, en los próximos 45 días.

Napolitano no sólo declaró que continuará la operación "Armas Cruzadas", y que asignará 16 posiciones adicionales de la DEA, sino que continuará el programa de rastreo del origen de armas decomisadas en México.

Washington, además, autorizó estrictas inspecciones de los servicios ferroviarios que corren de Estados Unidos a México, ha trasladado a la frontera equipos móviles de rayos X, y desplazando decenas de personas especializadas en inspecciones de vehículos, contenedores y vagones, en busca de armas y dinero de contrabando.

Los gringos ya empezaron a responder al reclamo mexicano sobre la venta de armas a los cárteles de la droga. En la página web de la embajada estadounidense se informa sobre tres recientes decomisos de armas en los estados de Arizona y Texas.

Dice el comunicado de la embajada:

“Agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) decomisaron 10 armas y miles de cartuchos útiles de una camioneta “pickup” en la región suroeste del estado de Arizona, la cual se dirigía al sur. El jueves anterior, oficiales de CBP encontraron cañones de rifle, accesorios de armas de fuego y pólvora en un tráiler que intentaba salir de Estados Unidos rumbo a México por Pharr, Texas.

“El miércoles 4 de marzo, en Laredo, Texas, el CBP descubrió una colección de armas y municiones escondidas en un segundo camión con destino a México. En ambos casos, los sospechosos fueron arrestados y entregados al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de E.U.”.

Napolitano subrayó la importancia de los decomisos: “El detener el flujo de armas ilegales de los Estados Unidos a México es de importancia crítica en nuestra lucha contra los violentos cárteles de las drogas. Seguimos encontrando nuevas maneras de combatir los recientes aumentos en el tráfico de armas ilegales a México, y aplaudo a los funcionarios y agentes que se dedican a impedir que dichas armas ilegales crucen la frontera. Verán como se logran más de estos éxitos”, vaticinó.

El discurso de los funcionarios de Estados Unidos ha cambiado radicalmente de tono. A los años de certificación, que por años tensaron las relaciones y señalamientos de un “estado fallido”, ha sucedido un concierto de alabanzas al coraje mostrado por Felipe Calderón frente al crimen organizado.

La propia Hillary Clinton, en entrevistas y discursos que pronunció durante su estancia en nuestro país, reconoció la responsabilidad de Estados Unidos en dos vertientes muy concretas: la altísima demanda de drogas para satisfacer el consumo en aquel país, y la indiscriminada venta de armas a los cárteles del narcotráfico.

La prensa estadounidense consignó ese cambio de tono, al término de la visita de Hillary. El famoso Washington Post destacó que los dos países intensificarán su lucha contra las pandillas violentas de las drogas. El cotidiano destacó el acuerdo de ambos países de desarrollar una "lista de tareas" para enfrentar ese desafío. La lista incluirá plazos para que Estados Unidos envíe la ayuda comprometida en la lucha contra las drogas y que México avance en la reforma de sus instituciones judiciales y policiacas.

El prestigiado The New York Times, catedral del periodismo, destacó que durante su visita de 48 horas, Hillary reafirmó que México "no está en peligro de ser un Estado fallido". El USA Today subrayó que Clinton llamó a la solidaridad en la guerra contra las drogas.

Los mexicanos debemos saludar la nueva disposición mostrada por el presidente Obama frente a un problema que lastima a los mexicanos, y que representa una seria amenaza para aquel país. Sin la cooperación de los Estados Unidos, la guerra contra el crimen organizado estaría irremediablemente condenada al fracaso.

viernes, 27 de marzo de 2009

¡Al diablo con los estatutos!

Otra vez los perredistas se metieron en el ojo del huracán. Incapaces de lograr acuerdos que les permitan avanzar cohesionados hacia los comicios federales de julio próximo, decidieron resolver el explosivo tema de las candidaturas para las elecciones de julio próximo, con un método que los exhibe y los divide: las elecciones internas.

El resultado allí está. Otro cochinero. Las denuncias de compra de votos, intimidación, suplantación de urnas, carruseles, reparto de despensas, se multiplican. Las evidencias de lo ocurrido también. Hay videos, fotos, testimonios, de cómo se hacen trampa chuchos, bejaranos, obradores, marcelos, padiernas y tribus que los acompañan.

El colmo: al servicio electoral del partido ¡se le cayó el sistema en la capital de la República! La burla: Andrés Manuel López Obrador anunció que, de cara a las elecciones del 5 de julio próximo, respaldara al PRD solo en el Distrito Federal y en Tabasco. En el resto del país hará campaña por el PT y Convergencia.

El respaldo diferenciado esta prohibido en el PRD. A cualquier otro militante lo hubieran expulsado. Pero el Peje esta más allá de las reglas y documentos básicos. ¡Al diablo con los estatutos!

Aunque usted no lo crea, el ganador de las elecciones internas en el DF es nada menos que René Bejarano. El famosísimo señor de las ligas, el mismo que usted vio en el despacho de Carlos Ahumada metiendo pacas de dinero en una maleta y en las bolsas de su saco, se llevó la parte de león en la capital.

Los candidatos bejaranistas adelantaban en 14 de las 16 delegaciones, y en 30 de los 40 distritos electorales de la Ciudad de México. Los perredistas del DF o tienen la memoria muy corta o la tolerancia muy larga.

Hay quejas de irregularidades casi en todas las delegaciones. Los casos más evidentes se registraron en la Cuauhtémoc, Álvaro Obregon, Cuajimalpa, Coyoacan, Gustaco a Madero, Iztapalapa.

El senador Rene Arce, líder de la derrotada corriente de Nueva Izquierda en el DF, es formal en sus acusaciones: El Gobierno del Distrito Federal se metió a operar en todas partes. Otro dirigente de Nueva Izquierda, Fernando Balaunzarán, candidato a diputado local, bautizo a Ebrard el mesías de las candidaturas oficiales: “las resucitó.”

Escribe Belaunzarán en su Herejía Política:

“Lo más ruin de todo es cómo se abusó de la necesidad de la gente, no sólo ofreciendo dinero en efectivo sino también becas de diversos tipos; y a los que ya las tenían, siendo madres solteras, niños o estudiantes de secundaria con buenas calificaciones, les condicionaron su mantenimiento a cambio del voto a favor de los candidatos oficialistas por parte de sus familias y de diez vecinos más. Lo mismo se hizo con los que requieren contar con escrituras para sus casas o necesitan recursos públicos para el mejoramiento de sus unidades habitacionales”.

Los chuchos tampoco se quedaron atrás en eso de la mapachería. El propio René Arce, dirigente de los Chuchos en la capital, echó a andar todo el aparato delegacional para mantener bajo su control lo que hasta ahora ha sido su feudo: Iztapalapa. Pero las despensas no le alcanzaron para sus propósitos y extraoficialmente la próxima delegada será la bejaranista Clara Brugada.

Lo sucedido en la capital no está en el radar de Jesús Ortega. El presidente nacional del PRD quiso tapar el sol con un dedo. Admitió irregularidades sólo en tres puntos. “Lo demás son dichos”, aseguró Chucho.

La incapacidad manifiesta de los perredistas de respetarse a si mismos es un freno a la transición democrática. En la debacle amarilla no hay nada que celebrar y mucho que lamentar. Para lograr los equilibrios necesarios, México necesita de una izquierda moderna, fuerte, unida, y no de grupúsculos que utilizan dinero y despensas para comprar voluntades entre los más necesitados.

miércoles, 11 de marzo de 2009

El pecado de la Corte.

En el sistema capitalista, volverse rico es señal de éxito. Pero hacerlo a costa del erario, y en plena crisis económica, es una verdadera infamia. Lo trataron de hacer infructuosamente los consejeros electorales. Querían ganar 330 mil pesos promedio mensuales, pero la opinión pública los obligó a dar marcha atrás.

Hay otro caso emblemático del que poco se habla, a pesar de que ocurre hace ya lustros. Los estratosféricos salarios de los once ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

De acuerdo a una investigación que sobre el tema hizo el senador Ricardo García Cervantes, los poderosos ministros no solo devengan 334 mil pesos cada 30 0 31días, sino que se reparten periódicamente un misterioso fondo de ahorro que, según el legislador panista, duplica sus emolumentos mensuales.

Es así que los consejeros electorales, enloquecidos por la avaricia, anhelaban simplemente igualar su sueldo con los de la Suprema Corte. “Es una disposición constitucional”, alegaban. La verdad es que tenían 330 mil motivos mensuales para arriesgar su ya de por si disminuido prestigio.

Los juzgadores federales, en un acto que buscó neutralizar las criticas, ya anunciaron que congelaran su salario en el 2009. Se lo iban a incrementar un 5 por ciento, para compensar la inflación. Nada dijeron, sin embargo, de bonos y compensaciones y fondos secretos.

Hay más. En el Congreso no es un secreto que fueron ellos, los ministros de la Corte, quienes cabildearon para que congelara la Ley de Salarios Máximos, que prohíbe a cualquier funcionario, por muy ministro que sea, ganar más que el presidente de la República (142 mil pesos mensuales netos) Ellos y algunos gobernadores del PRI, según el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete.

El senador priista Fernando Castro Trenti asegura que el diputado panista, Antonio Valladolid, obligó a meter la minuta de los Salarios Máximos a la congeladora. Bastó el hecho de que presentara una iniciativa similar para anular la Ley que habían aprobado los senadores. ¿La razón? “Presiones de los ministros”, aseguró el bajacaliforniano.

El argumento de la Corte para mantener ese nivel de ingreso es que es la mejor vacuna contra la corrupción. ¡Hágame el favor! O me llenan de plata, o me veo obligado a robar. Va otro dato para que acabe de hacer coraje: El Artículo 94 de la Constitución imposibilita disminuirles las percepciones. El Congreso tendría que hacer una reforma a la Carta Magna para acabar con la infamia.

Nadie se opone a que los funcionarios ganen bien. Lo que es inaceptable es que, además de sus voluminosas percepciones, se desvíen recursos que aliviarían carencias sociales, para otorgar bonos y compensaciones a quienes ya ganan bien.

Algunos servidores públicos, ni duda cabe, siguen creyendo que “vivir fuera del Presupuesto, es vivir en el error”.

Guinness de las ejecuciones.

Apenas la semana pasada, un ex secretario de Gobernación compartió con este reportero su preocupación por la batalla “cuerpo a cuerpo” que el Ejército libra en las calles contra las bandas del crimen organizado.

Nos hacia notar que algunos choques se han registrado en lugares donde viven familias, donde hay escuelas, donde circulan niños. ¿Quién no recuerda las escenas en Tijuana, con aquellos pequeñines que abandonaban las aulas en medio de una lluvia de balas?

El saldo rojo de esta guerra es muy pesado. El año pasado se contabilizaron 5 mil 600 muertos. Este año es peor. Apenas comienza marzo y ya rebasamos los mil muertos. Vamos por el Guinness de ejecuciones. El 4 por ciento de los caídos es gente inocente, según cifras oficiales.

¿Por qué no dar la batalla en un frente menos violento?, preguntaba el otrora poderoso funcionario. Él mismo respondía: “Hay que ir contra la corrupción de gobiernos estatales y municipales, atacar el lavado de dinero, destruir sus canales financieros”.

En México ya llegamos a lo insólito. Vivimos lo que alguna vez el mundo bautizó, equivocadamente, como colombianización. No necesito recordarle que la semana pasada un comando de sicarios atacó el convoy del gobernador de Chihuahua, ni que en Ciudad Juárez renunció el jefe de la policía, después de las amenazas cumplidas del narco de ejecutar a dos agentes, cada 24 horas, si el mayor Roberto Orduña, titilar de la SSP, no se iba.

El atentado contra el gobernador José Reyes Baeza sacudió al país y trascendió nuestras fronteras. “Si el Gobernador no está seguro, no lo está nadie en Chihuahua”, alertaron, presurosos, los senadores panistas. Habría que preguntarles si el riesgo que señalan es exclusivo de Chihuahua, estado que gobierna el PRI.

Los políticos no han estado a la altura. En lugar de unirse y presentar un sólido bloque frente al crimen organizado, enemigo poderoso, los dirigentes de los partidos se reparten culpas por el crecimiento de la violencia, preocupados, eso sí, por sacarle raja política al delicado tema, cada que pueden.

Allí están las acusaciones del dirigente del PAN, Germán Martínez, en contra del PRI y su fracaso en la lucha contra el narcotráfico. ¿Habrá olvidado que su partido lleva ya ocho años en el poder? ¿Pensará que así le ayuda al presidente Felipe Calderón en su cruzada contra el crimen organizado?

En el PRI, que gobernó 70 años, no cantan mal las rancheras. Jesús Murillo Karam, secretario general de ese partido, calificó de irresponsable al panista Martínez y dijo que sus declaraciones eran, cito textual, “estúpidas”.

Está claro que en ambos partidos parecen haber aprendido muy bien las lecciones que nos dejo el clásico de Guanajuato. A la hora de rendir cuentas por la violencia que nos azota, dan largas respuestas que podríamos sintetizar en las conocidas palabras: “¿Y yo por qué?

Lo único sensato es la alerta lanzada por otro ex secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, sobre los riesgos de que las fuerzas políticas abran otro frente de batalla, para ganar votos. “Una guerra entre partidos solo beneficia a los narcos”, advirtió.

Barbarie en México.

Nos estamos acostumbrando a la violencia. Tanto crimen, tanta impunidad, nos ha vuelto indiferentes, y hasta tolerantes con los criminales. Hemos perdido la capacidad de asombro, de indignación, de protesta.

Eso, hay que subrayarlo, solo favorece al sicario, al homicida, al criminal.

El sábado 14 de febrero, “Día de la Amistad ”, masacraron a seis menores en una matanza en Tabasco. Uno de ellos apenas tenia dos años de edad. El hecho fue registrado por los medios de comunicación, pero acabó por diluirse entre tanta violencia.

Veinticuatro horas después, en la Ciudad de México, ocurrió otra salvajada. En la cajuela de un automóvil aparecieron decapitados los cuerpos de dos mujeres.
La noticia fue opacada por el ametrallamiento de otros tres menores, y cuatro adultos, ocurrido con horas de diferencia en un restaurante de Guadalajara.
Hubo ataques en una funeraria de Durango, en un bar de Torreón. Más de 40 muertos en un fin de semana.Sólo una bomba muy potente, colocada en un lugar concurrido, podría causar tantos estragos.

Los horripilantes sucesos hubieran cimbrado durante mucho tiempo a los habitantes de sociedades más desarrolladas que la nuestra.Pero aquí las metimos rápidamente al cajón del olvido. Son hechos que ya forman parte de nuestro cotidiano. No acabamos de enterarnos de una atrocidad, cuando ya sucedió otra y otra, y otra...

Hemos llegado a lo insólito. En todo el país se registran narcoprotestas contra las acciones del Ejército. La mayoría en Nuevo León. Los cárteles de la droga buscan confundir a la sociedad y presentar a los soldados como enemigos de los derechos humanos.

Pero la barbarie, la absoluta falta de respeto a las garantías individuales, se alimenta en los ajustes de cuentas, en los decapitados; en el terror utilizado para inhibir a la sociedad y al gobierno, de tomar cartas en el asunto.

Pero hay que tener cuidado. Una autoridad sin una sociedad que exige, que se moviliza, que presiona, termina por volverse, usted lo sabe y lo sufre, en una autoridad incompetente.

Tenemos que preguntarnos, como subrayó el presidente Calderón, como toleramos que semejante barbarie penetrara en la sociedad, que se asentara en nuestras calles, que penetrara a nuestras autoridades.

Hay que preguntarnos también, y eso mas allá de papá gobierno, que podemos hacer como ciudadanos para evitar que la sociedad termine secuestrada por la delincuencia.