En el sistema capitalista, volverse rico es señal de éxito. Pero hacerlo a costa del erario, y en plena crisis económica, es una verdadera infamia. Lo trataron de hacer infructuosamente los consejeros electorales. Querían ganar 330 mil pesos promedio mensuales, pero la opinión pública los obligó a dar marcha atrás.
Hay otro caso emblemático del que poco se habla, a pesar de que ocurre hace ya lustros. Los estratosféricos salarios de los once ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De acuerdo a una investigación que sobre el tema hizo el senador Ricardo García Cervantes, los poderosos ministros no solo devengan 334 mil pesos cada 30 0 31días, sino que se reparten periódicamente un misterioso fondo de ahorro que, según el legislador panista, duplica sus emolumentos mensuales.
Es así que los consejeros electorales, enloquecidos por la avaricia, anhelaban simplemente igualar su sueldo con los de la Suprema Corte. “Es una disposición constitucional”, alegaban. La verdad es que tenían 330 mil motivos mensuales para arriesgar su ya de por si disminuido prestigio.
Los juzgadores federales, en un acto que buscó neutralizar las criticas, ya anunciaron que congelaran su salario en el 2009. Se lo iban a incrementar un 5 por ciento, para compensar la inflación. Nada dijeron, sin embargo, de bonos y compensaciones y fondos secretos.
Hay más. En el Congreso no es un secreto que fueron ellos, los ministros de la Corte, quienes cabildearon para que congelara la Ley de Salarios Máximos, que prohíbe a cualquier funcionario, por muy ministro que sea, ganar más que el presidente de la República (142 mil pesos mensuales netos) Ellos y algunos gobernadores del PRI, según el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete.
El senador priista Fernando Castro Trenti asegura que el diputado panista, Antonio Valladolid, obligó a meter la minuta de los Salarios Máximos a la congeladora. Bastó el hecho de que presentara una iniciativa similar para anular la Ley que habían aprobado los senadores. ¿La razón? “Presiones de los ministros”, aseguró el bajacaliforniano.
El argumento de la Corte para mantener ese nivel de ingreso es que es la mejor vacuna contra la corrupción. ¡Hágame el favor! O me llenan de plata, o me veo obligado a robar. Va otro dato para que acabe de hacer coraje: El Artículo 94 de la Constitución imposibilita disminuirles las percepciones. El Congreso tendría que hacer una reforma a la Carta Magna para acabar con la infamia.
Nadie se opone a que los funcionarios ganen bien. Lo que es inaceptable es que, además de sus voluminosas percepciones, se desvíen recursos que aliviarían carencias sociales, para otorgar bonos y compensaciones a quienes ya ganan bien.
Algunos servidores públicos, ni duda cabe, siguen creyendo que “vivir fuera del Presupuesto, es vivir en el error”.
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