domingo, 17 de mayo de 2009

La mecha corta de Felipe y el alzhaimer de Fidel.

El carácter arrebatado de Felipe Calderón se combinó con la virulenta reacción de Fidel Castro, par dar al traste con la tan cacareada reconciliación entre México y Cuba, cuyas relacione son tensas desde la presidencia de Ernesto Zedillo. Ni el histórico comandante acaba de digerir el “comes y te vas” de Vicente Fox, ni Felipe logra controlar su mecha corta.

¿Resultado? La visita de estado que el mexicano iba a realizar a La Habana se aplazó indefinidamente, si no es que ya se canceló.

La aparición del virus porcino, bautizado con el nombre científico de A H1N1, sirvió para revelar la fragilidad de las relaciones entre los dos países. A Calderón no le pareció que Cuba suspendiera los vuelos a México –cinco diarios-- y que pusiera en cuarentena a los compatriotas por su nacionalidad. Tampoco fue de su agrado que Castro escribiera, en un primer artículo, que esta vez no fue la CIA, sino los mexicanos, los responsables del contagio del virus a nivel mundial.

Felipe aprovechó una entrevista con Joaquín López Dóriga para ironizar con la suspensión de su viaje a Cuba. “Si los vuelos están cancelados no puedo viajar”, le dijo al periodista. Sin tener otra evidencia que versiones aparecidas en la prensa mexicana, Castro volvió a la carga con otro venenoso artículo en el que acusó al gobierno mexicano de ocultar la aparición del virus, en la comunidad mexicana de Las Glorias, para evitar que Obama pospusiera su viaje a México.

"¿Sería posible que en México, los días 16 y 17 de abril, nadie conociera una palabra del obsequio que desde ese país se le haría al mundo seis días después?", preguntó el cansado revolucionario cubano.

Las virulentas palabras de Fidel no justifican la reacción de Felipe. Cuba es una isla pobre, bloqueada. Las patentes de los retrovirales que funcionan para contener el virus son de Estados Unidos. No se le puede reprochar a las autoridades de ese país la decisión de suspender los vuelos a México, aunque cabe la pregunta ¿Por qué si mantiene los vuelos a Estados Unidos (el país con más casos de influenza)?

Castro considera injustas las críticas que ha hecho el gobierno mexicano por las medidas de la Habana para evitar contagios. Pero es también injusto --y hasta ridículo-- acusar a un país de haberle “obsequiado” el virus al mundo.

El viejo comandante hizo tabla rasa de lo que históricamente ha representado México para Cuba. Aquí se refugio, se entrenó, reunió a sus hombres y partió en el Granma a la Sierra Maestra. Este país votó en contra de que expulsaran a La Habana de la OEA y mantuvo las relaciones diplomáticas con el régimen de Castro, cuando todo el continente las rompió, a instancias de los gringos.

México le dio crédito a Cuba, petróleo barato, respaldo internacional. Los sucesivos gobiernos priistas mantuvieron un silencio cómplice en cuanto a los derechos humanos en la isla, a cambio de que Fidel no exportara su “revolución” a México, como lo hizo en otros países del continente.

Lo ocurrido le da la razón al ex canciller Jorge Castañeda. Los comunistas cubanos no son confiables. Los tiempos en que un presidente mexicano (José López Portillo) gritaba que “pegarle a Cuba es pegarle a México”, no volverán. Para decirlo en palabras del senador del PAN Santiago Creel: “No hay manera de regresar a la era de las complicidades”.

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