-¿Qué datos traes? – Preguntó Rodrigo Morales a su ex colega Virgilio Caballero.
-Ya traigo algunos: 37, 30, 17—respondió el Consejero del IFE
No dijo que cifra para qué partido. No hacía falta precisarlo. Morales sabía que el 37 era para el PRI, 30 para el PAN y 17 para el PRD.
Eran apenas las cinco de la tarde de un negro domingo para el PAN. El preludio de lo que se vendría después. La ventaja en favor del tricolor se abría conforme fluían los resultados del Prep. La debacle de Acción Nacional era inevitable, lo mismo que el hundimiento del PRD.
De nada sirvieron los gritos y desplantes de Germán Martínez. Tampoco la campaña negativa –“publicidad de contraste”, la llamaron en el azul--que el jefe panista sostuvo en internet para desprestigiar al PRI , y que llegó a la pantalla chica, en horario triple A, gracias al apoyo de Televisa.
NI siquiera los llamados a respaldar la guerra de Felipe Calderón en contra del crimen organizado, que reiteradamente lanzaron las figuras del panismo, los ayudaron. Los resultados en las elecciones del domingo 5 de julio fueron un auténtico Waterloo para el Partido Acción Nacional.
En Los Pinos le apostaron fuerte al tema de seguridad y a la figura del presidente. Perdieron. A partir de este lunes no escucharemos hablar más que de economía y de las medidas necesarias para palear crisis. “Es una derrota del Presidente”, nos comentó anoche en el IFE, un conocido conductor de Televisión.
Acción Nacional no sólo pierde casi un tercio de las curules tiene en la Cámara de Diputados, sino que pierde los gobiernos de Querétaro y San Luís Potosí. Se queda con las ganas de posesionarse del palacio de gobierno en Nuevo León, Campeche, y Colima. En Sonora disputaba palmo a palmo la gubernatura con el tricolor.
Y no sólo eso. Desaparece también el llamado “corredor azul”, en el Estado de México. Se lleva un revés en Guadalajara y la zona metropolitana. Pierde Toluca, Cuernavaca, la Ciudad de San Luis Potosí. Otro dato emblemático: En Yucatán pierde todo y eso incluye el distrito 4, donde se ubica la hermosa Ciudad de Mérida, que pasa al PRI por primera vez en 40 años.
Lo que emergió ayer de las urnas me recuerda la historia de Benjamín Button, protagonizada en la pantalla grande por Brad Pitt. El viejo partido, echado del poder en el año 2000 y casi liquidado en el 2006, rejuvenece conforme pasa el tiempo y se convierte nuevamente en la primera fuerza política del país.
Hay noticias regulares también para los anulistas. Avanzada la noche del domingo a lunes no parecía que el voto en blanco pudiera impactar en forma significativa.
Apenas el 5.8 por ciento. Por debajo de las expectativas en el país, aunque en el DF subió 400 por ciento. El PSD parecía condenado a desaparecer. Convergencia estaba en la tablita y el Panal, con todo y la maestra Gordillo, no llegaba al 4 por ciento.
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