miércoles, 22 de julio de 2009

El camino para Beltrones es “Un gobierno de gabinete”

La mirada de Manlio Fabio Beltrones se posó súbitamente en el libro que el investigador y abogado, Diego Valadés, acababa de distribuir entre los comensales reunidos en el restaurante The Palm, del Hotel Presidente Intercontinental. “Ese es el camino”, afirmó tajante el coordinador de los senadores del PRI, mientras apuntaba con el índice hacia el título de la obra: La parlamentarización de los sistemas presidenciales.

–¿Un jefe de gabinete? - le preguntamos a Manlio.

–Un gobierno de gabinete - corrigió.

Valadés sostiene como tesis central de su libro que hay una tendencia global hacia la parlamentarización de los sistemas presidenciales. Se trata, dice, “de una respuesta generalizada para encontrar soluciones a uno de los más acuciantes problemas que deba de resolver el Estado Constitucional: la gobernabilidad”.

En la cabeza de Manlio germina la idea de que el Congreso ratifique los titulares de las carteras más importantes del gobierno federal. Propone también una especie de jefe de gabinete que coordine los trabajos de los diferentes secretarios de Estados.

El tema cobra importancia de cara a la legislatura que se viene. El PRI tendrá mayoría absoluta en la Cámara de Diputados junto con sus aliados del Partido Verde Ecologista. Ambas agrupaciones políticas contarán con 259 curules en San Lázaro.

Pero en el Senado, el Partido Acción Nacional cuenta con una mayoría relativa. Tiene 52 escaños. Para ponerlo en minoría, el político sonorense urdió una magistral jugada: su grupo parlamentario respaldará la postulación del perredista Carlos Navarrete como presidente de la mesa directiva en Xicoténcatl. Él, Manlio, se refugiaría en una posición mucho más modesta durante el año legislativo que comienza en septiembre próximo. La presidencia del Instituto Belisario Domínguez. “Vamos a arropar al PRD”, dijo, luego de que este reportero lamentara la estrepitosa caída de la izquierda en las elecciones del pasado cinco de julio.

Pero más allá de la voluntad de “arropar” a los perredistas de Nueva Izquierda, la propuesta de Manlio Fabio escondía un legítimo interés: Junto con el PRD y el PVEM, el PRI sumaría 65 senadores; es decir, contaría con la mayoría absoluta. El Congreso quedaría bajo el control de un nuevo bloque opositor.

De este modo, el PAN tendrá que pagar muy caro los acuerdos para ayudar a Felipe Calderón a gobernar un país en plena crisis. Una de las facturas bien podría ser obligar al azul a que apoye cambios en el régimen de gobierno que se acomoden mejor a la pluralidad del país.

El presidente de la República ya envió señales de su disposición a negociar con la oposición. La misma noche de las elecciones, cuando ya conocía la debacle de su partido, pronunció un mensaje en cadena nacional, en el que pidió: “La competencia debe quedar atrás, y ahora hay que centrar nuestro esfuerzo en buscar las coincidencias, en privilegiar lo mucho que nos une y en alcanzar los acuerdos que reclama el país para recuperar, cuanto antes, el crecimiento económico, la generación de empleos y la seguridad pública”.

La fortaleza del PRI y del senador Beltrones parece adelantar que para el 2012, México ya no tendrá el mismo sistema de gobierno, cuya columna vertebral data del siglo pasado. Falta ver, sin embargo, si la idea de Manlio Fabio es compartida por Beatriz Paredes, presidenta de ese partido, y Enrique Peña Nieto, quien encabeza las encuestas para la próxima elección presidencial.

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